La Gerencia Tradicional vs la Gerencia Moderna del Siglo XXI
Comprender la evolución que ha tenido
en las últimas décadas el carácter del trabajo; desde trabajo manual a trabajo
de conocimiento, y advertir cómo las empresas se desplazan hacia organizaciones
que requieren capacidad de aprender para ser competitivas, hace necesario
generar un nuevo modo de hacer empresa y gerenciar, en el cual los trabajadores
están dispuestos a generar aprendizaje.
"La capacidad de aprender más rápidamente que los
competidores puede ser la única ventaja competitiva"
Peter Senge. La quinta disciplina
Generar aprendizaje exige una
relación laboral más flexible y dinámica que permita el necesario
desenvolvimiento para desarrollar no solamente las actividades impuestas, sino
ir más allá y aportar valor agregado [1]. La justificación para tal innovación,
se encuentra en los problemas que representa para la organización actual el
antiguo modelo de las gerencias, significándole eventualmente un techo al
desempeño empresarial, resultando por ende insuficiente, inconveniente e
incluso nocivo. Lo anterior se explica porque la regulación mando-control se
sustenta en el miedo, siendo ésta definida por Rafael Echeverría [2] como una
emocionalidad fuerte, que muchas veces lleva a someterse a las condiciones que
se imponen y a la voluntad de otros, obligando al trabajador a eludir el
riesgo, por temor a las consecuencias que generaría la desobediencia a las
imposiciones establecidas por el superior, lo que, en consecuencia, inhibe el
aprendizaje y la innovación, dos elementos fundamentales para lograr el éxito
empresarial.
Las tendencias históricas y la
evolución misma de la gerencia son entonces el punto de partida para comprender
las nuevas organizaciones y relaciones de trabajo que se deben desarrollar para
el gerente-líder del siglo XXI. El líder del siglo XXI se encontrará con un
escenario altamente competitivo, que cambia de forma constante y en el que es
preciso el manejo de las nuevas tecnologías y la aplicación de modelos
directivos que promuevan espacios de participación entre sus colaboradores.
La gerencia del Siglo XXI requiere
estar regulada por mecanismos diferentes, que limiten o eliminen el papel del
miedo. Dicha regulación, abierta y dispuesta al riesgo, es la confianza, una
emocionalidad antagónica al miedo y que genera en el trabajador una apertura al
aprendizaje, a la innovación, a la posibilidad de cometer errores y a
confrontar su propia ignorancia e incompetencia [2]. En este sentido, Stephen
P. Robbins [3] afirma que los gerentes eficaces de la actualidad deben
establecer relaciones de confianza con aquellos a los que quieren dirigir.
Conforme las organizaciones se han vuelto menos estables y predecibles, los
vínculos fuertes de confianza al definir expectativas y relaciones, están
remplazando a las reglas burocráticas. Además, advierte que, los gerentes en
los que no se confía no son líderes eficaces, deben llevar implícita una
autonomía en pensamiento, autogestión, auto desempeño, teniendo dentro de sus
principales habilidades la comunicación, visionario, capaz, emprendedor y
comprensivo, dirigir y orientar los recursos de la organización.
Del punto anterior, referido a la
confianza, emerge otro quiebre respecto a la empresa tradicional: el nuevo
líder es una autoridad que contrasta sustancialmente con la figura clásica del
jefe, que al interior de la empresa tradicional era quien personificaba y
ostentaba el poder, representando la base de toda la estructura gerencial. La
labor del nuevo Gerente se orienta a garantizar que las labores desempeñadas
por el trabajador sean coherentes con los objetivos de la empresa, y que se
lleven a cabo en las mejores condiciones para maximizar su rendimiento. En una
mirada absolutamente innovadora, el jefe está para servir a su empleado. En
este punto, Echeverría define al nuevo capataz como coach: un personaje que aconseja, apoya, facilita y, en
consecuencia, amplifica y mejora el trabajo del equipo. Robbins [3] llama a
este nuevo jefe como líder transformacional, el cual presta atención a los
intereses y las necesidades de desarrollo individual de los seguidores,
modifica la conciencia que tienen de los temas, pues los ayuda a ver los viejos
problemas de maneras nuevas, y es capaz de estimular e inspirar para que hagan
un esfuerzo adicional por alcanzar las metas del grupo.
Otra diferencia sustancial con la gerencia
tradicional, es que hoy en día no se dispone de un modelo formal de estructura
empresarial de aplicación universal [4]; por lo tanto, se deberá generar una
adecuación entre el tipo de desafíos que la nueva gerencia del siglo XXI debe
encarar y su estructura formal, la que dependerá de la organización interna del
trabajo que demande los objetivos de la empresa.
Stephen P. Robbins [3] sostiene que,
en la medida en que la estructura de una organización reduce la ambigüedad de
los empleados (tiene mayor estructura), a éstos se les hace más fácil aumentar
su desempeño. Sin embargo, en las organizaciones estructuradas con mucha
formalización, especialización y una adherencia estricta a la cadena de mando
el comportamiento tiende a variar en marcos muy estrechos. Por el contrario, en
organizaciones con estructuras menos rígidas, se generan empleados con mayor
libertad y por ello se caracterizan por tener una mayor diversidad conductual.
Figura 1: Gerencia tradicional vs Gerencia
emergente
Entonces, la estructura que debe caracterizar
a la empresa que nace, debiera tender a ser una articulación horizontal de
redes, con gran flexibilidad y alta movilidad entre sus distintos empleados [2].
La figura 1 muestra un resumen de las características de las características
principales de la gerencia tradicional y la moderna (emergente).
La Gerencia del siglo XXI representa un
gran desafío, orientado a contribuir al desarrollo económico y humano de su
organización, constituido por un liderazgo transformador, destacando competencias
de ser, más que de tener y hacer [4], donde las estrategias de cambio se
alinean para alcanzar sus características.
“El
ejecutivo eficaz tiene que aspirar a lo que es “correcto” más que a lo que es
aceptable, Precisamente porque a la larga siempre es Necesario un Compromiso.”
Peter Drucker
Bibliografía
[1] Senge Peter; La quinta disciplina: el arte y la práctica de
las organizaciones abiertas al aprendizaje 2° ed.; Granica; 2005; ISBN
950-641-430-0.
[2] Echeverría Rafael; La empresa emergente: la confianza y los
desafíos de la transformación; Granica; 2006; ISBN 950-641-301-0.
[3] Robbins Stephens P; Comportamiento Organizacional 10° ed.;
Pearson Educación; México 2004; ISBN 970-26-0423-0.
[4] Crissien C., John O., Gerencia del Siglo XXI, Revista EAN,
N°54. Mayo 2005.
Autor: Mónica Pino Alfonzo
CI 13.813.484
Maturín-Venezuela
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